Las boyas gigantes ya se encuentran en la frontera, formando parte de la nueva barrera flotante instalada en el Río Bravo. Este obstáculo adicional dificulta el paso de los migrantes que buscan llegar a suelo estadounidense. Sin embargo, algunos expresan su preocupación por el posible aumento de pérdidas humanas. «Puede que mucha gente muera allí, pero si Dios quiere, lograremos pasar. Como dice el dicho, los venezolanos pueden poner diez muros y siempre encontraremos la manera de cruzar«, afirma un migrante.
La más reciente adición a esta barrera es una línea de mil pies de longitud. El gobernador de Texas confirmó a través de un tuit que la instalación de este nuevo muro acuático en el Río Grande ha comenzado. Inicialmente, se instalaron boyas móviles más pequeñas. Sin embargo, actualmente se han acelerado los trabajos para colocar boyas de mayor tamaño y ampliar así el muro acuático.
Según datos de la policía de Texas, en lo que va del año, 44 migrantes han perdido la vida en la frontera con Eagle Pass, Texas, la mayoría de ellos por ahogamiento. La mitad de estas víctimas son de origen mexicano. Activistas aseguran que esta barrera es una trampa y también plantea implicaciones ambientales. Se argumenta que estas boyas no detendrán la migración, pero sí pondrán en grave riesgo la vida de las familias migrantes.
Ante el despliegue de la barrera flotante en el lado mexicano, en Piedras Negras, Coahuila, las familias se arrojan al caudal del río para intentar cruzar hacia suelo estadounidense antes de que la barrera flotante dificulte aún más este paso. Lamentablemente, los más afectados serán los niños, ya que la mayoría de los migrantes que intentan cruzar son madres con cinco, tres o dos hijos. Esta semana, las fuerzas de la marina detuvieron a un traficante dedicado a pasar grupos de inmigrantes a través del río, una tarea que se volverá aún más complicada con la nueva línea de boyas.